La enseñanza y educación es una de las bases principales en
nuestras vidas desde la infancia. Bien desde la guardería o bien desde que
empezamos el colegio estamos recibiendo una educación y una formación de
estudios que van a ser la base en nuestro futuro.
Durante el periodo escolar de primaria se enseñan cosas básicas
(leer, escribir, operar…) que van a servir de inclusores que ayudarán a fijar mejor la nueva información que
se recibe en la escuela secundaria. Estos cursos nombrados anteriormente son obligatorios
en la enseñanza, importe o no lo que
enseñan.
Un buen método para que los alumnos muestren interés en la
materia es darles recompensas por el ‘esfuerzo’ que realizan y para ello los
profesores utilizan métodos como los positivos y notas de clase que al final
pueden ser decisivos o no para el aprobado de la asignatura, que es al fin y al
cabo el objetivo.
En el momento en el que se comienza a estudiar lo que a uno
le interesa, en función de sus gustos y decisiones tomadas, es donde
verdaderamente se muestra el interés o no por el temario. Como todo estudiante,
al empezar un curso siempre se plantea
un buen plan de estudio y se promete a si mismo estudiar a diario, llevar la
tarea al día e intentar alcanzar la mejor nota posible en cada una de las
asignaturas.
Pero con el paso del curso, con el cansancio y aburrimiento
comienza a aparecer la falta de interés, sobre todo en aquellas asignaturas que
aburren o que no interesan. De manera inconsciente y acorde a los resultados
que se van obteniendo hacemos una selección de lo que nos interesa y no.
Siendo sinceros, toda la información que recibimos debería importarnos
puesto que el saber no ocupa lugar y que siempre es bueno tener, aunque sean
pocos, conocimientos sobre varios temas puesto que uno no sabe lo que le puede
deparar en el futuro ni a lo que tendrá que enfrentarse.
En mi caso particular, todo lo visto durante los cursos me
importa, porque como ya he dicho antes, no está mal saber un poco de todo; pero
la pereza y el poco esfuerzo me lleva a perder interés.
¿Y si es interesante, por qué hay pereza?
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