8 de junio de 2014

                                       ¿Realidad o espejismo? ¿Qué vivimos?

1 de junio de 2014

Criticar, por decir algo.

El curso está terminando, y hemos tenido muchas horas de clase con diferentes profesores, y como es obvio, hay opiniones para todo. Unas clases nos ha parecido buenas y otras no tanto; pues bien centrémonos en las clases y el profesor de filosofía.
Lo que la mayoría de los alumnos quiere es una clase entretenida, que no resulte aburrida y la cual sea fácil de seguir y poder comprenderla; por otro lado hay que lograr el objetivo final de las clases que es el aprender y obtener una buena calificación.
Bajo mi punto de vista, las clases de filosofía cumplen todas esas cualidades, son entretenidas y al final aprendes. Desde el primer momento, el profesor deja claro cuál va a ser el funcionamiento de las clases y queda bien claro quién es el profesor y quien el alumno, y hay, ante todo, respeto.
Durante las clases se explica el temario y se resuelven las dudas que los alumnos plantean, excepto algunas que el profesor dice ser tan buenas que podría utilizarlas en un examen y nos quedamos sin saber la respuesta.
Otra cosa positiva de las clases es que el profesor siempre hace interactuar a los alumnos durante las explicaciones en clase, siempre que sea posible, planteando cuestiones sobre el tema a tratar.
Es cierto que en alguna ocasión, hay ciertas intervenciones del profesor hacia los alumnos en los cuales podría llegar a pensarse que les menosprecia, pero en nuestra clase, en particular no hay nadie que se lo tome de esa manera.

Así pues, como conclusión, las clases y el comportamiento del profesor creo que son las adecuadas, y el trato tanto profesor alumnos, como alumnos profesor es correcto.